Esto nos recuerda que nuestras palabras pueden construir y edificar a los demás, o pueden destruir y derribarlos.
Es importante que aprendamos a declarar palabras de fe y confianza en Dios, en lugar de permitir que palabras negativas y derrotistas dominen nuestra vida. Debemos creer que lo que decimos tiene el poder de manifestarse, siempre basados en la voluntad de Dios y en línea con Su Palabra.
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
Cuando nos sumergimos en la Palabra de Dios y la aplicamos a nuestras vidas, experimentamos su poder transformador. Las palabras de Dios pueden cambiar nuestros pensamientos y actitudes, pueden sanar nuestras heridas emocionales y espirituales, y pueden guiarnos por el camino de la verdad.
Esto significa que nuestras palabras deben ser amables, amorosas y respetuosas. Nuestras palabras deben ser sazonadas con sal, lo que significa que deben tener un impacto y un sabor positivo en la vida de los demás.
“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes”
Las palabras no son simplemente sonidos producidos por nuestra boca dando forma al aire que pasa por nuestra laringe. Las palabras tienen un poder real. Dios creó el mundo con el poder de Sus palabras (Hebreos 11:3). Los seres humanos somos hechos a imagen y semejanza de Dios, y nuestras palabras también tienen poder. Para que quede claro, las palabras del ser humano no tienen el poder para manifestar la realidad. Pero nuestras palabras hacen más que transmitir información; tienen un impacto sobre las personas.
Por lo tanto, es importante ser conscientes de cómo utilizamos nuestras palabras y esforzarnos por utilizarlas de manera positiva y constructiva.
Esto nos muestra que nuestras palabras pueden tener un impacto significativo en nuestras vidas y en la vida de los demás.
“Bienaventurado el que lee, los que oyen las palabras de esta profecía, guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”
Cuando hablamos de lo que somos o planteamos afirmaciones absolutistas como “nunca” o “siempre”, hacemos referencia a un producto acabado y, siendo consciente o no, estamos predisponiendo a nuestra mente para continuar actuando de la misma manera.
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento para los demás. En Efesios four:29, se nos insta a hablar palabras que edifiquen y sean beneficiosas para los demás.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Una de las frases favoritas de Jim Kwik es: si el conocimiento es more info poder, aprender es tu superpoder. Aprender a aprender a alta velocidad es algo que todos podemos hacer y es lo que conseguirás cuando despiertes tu supercerebro.